Rectorado

Firme reclamo de las universidades nacionales por el presupuesto universitario

En una reciente entrevista, el Rector de Universidad Nacional de Jujuy, Mg. Ing. Mario Bonillo, se refirió a la situación actual del sistema universitario nacional, y explicó cómo afecta el desfinanciamiento no solo a estudiantes y trabajadores, sino al desarrollo del país. Además se refirió a los discursos que circulan respecto a las universidades públicas y a quienes la integran, que pretenden desprestigiar a estas instituciones que son modelo para gran parte del mundo.

08 de noviembre 2024

En una reciente entrevista, el Rector de Universidad Nacional de Jujuy, Mg. Ing. Mario Bonillo, se refirió a la situación actual del sistema universitario nacional, y explicó cómo afecta el desfinanciamiento no solo a estudiantes y trabajadores, sino al desarrollo del país. Además se refirió a los discursos que circulan respecto a las universidades públicas y a quienes la integran, que pretenden desprestigiar a estas instituciones que son modelo para gran parte del mundo.

“En los últimos tiempos se está dando una lógica de avanzar sistemáticamente en desmedro del presupuesto universitario de manera integral”, es decir, en términos de “baja de los salarios, reducción del presupuesto para funcionamiento que actualmente tiene una pérdida del 20% luego de la actualización que se hizo en el mes de mayo; y también de programas que están parados y que son muy necesarios porque la universidad va acompañando el crecimiento de la población en general, creciendo en la cantidad de oferta académica, más carreras, más sedes, y un crecimiento exponencial de alumnos”.     

Ante este contexto, hubo una respuesta desde distintos sectores, como el sector gremial docente y no docente: “en el marco del derecho a la protesta, todas las semanas hay novedades, tienen un plan de lucha específico”; también desde el frente estudiantil “se está llevando adelante un plan de lucha en defensa de la universidad pública, porque lo que entiende el estudiantado es que a partir de esta lógica sistemática de desfinanciar el sistema universitario argentino público, se van a ver perjudicados, la oportunidad de hacer una carrera, toda su visión de futuro, y en ese compromiso todo el estudiantado está luchando”.

Por otro lado, también hay una respuesta desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que, según explicó Bonillo, realizan diferentes gestiones y  llevan adelante acciones concretas, “una de ellas el haber acompañado la primera marcha del mes de abril, que no fue menor,  a partir de ahí empezamos a recibir los fondos actualizados de funcionamiento, y, si bien hoy siguen viniendo normalmente todos los meses, hubo una desactualización del 20%”.

En ese sentido, destacó que hay una campaña de comunicación y todas las semanas hay reuniones, “lo que se estuvo hablando en esas reuniones tiene que ver con plantear fuertemente la necesidad de una ley de presupuesto, donde esté incluido el presupuesto de la universidad, porque creemos que más allá del ejecutivo de turno, debería estar aprobado por ley nacional y estar contemplado un monto a los efectos de que el año que viene, por lo menos, sea mucho más previsible, podamos funcionar normalmente y no que pase lo que pasó este año, y parte del año pasado, que no hubo presupuesto, y eso nos pone en manos de la gestión de turno”.

De modo que hoy, este es el mayor problema que enfrenta el sistema universitario “y es necesario que el Congreso actúe. Esperamos que Diputados y Senadores lo puedan hacer porque es su obligación”.

Por otra parte, y haciendo referencia al tema que se intenta instalar de la falta de egresados de las universidades públicas, Bonillo recalcó que primero “hay que analizar el contexto y cómo funcionan las universidades”.

“En las universidades privadas del centro, que son aquellas de los grandes centros urbanos, donde hay una población que tiene una situación más favorable para avanzar en los estudios universitarios, uno de cada diez estudiantes se reciben, y los otros dejan o abandonan”.

“En las universidades privadas de periferia, uno de cada veinte estudiantes se reciben, y en las universidades públicas que tenemos lógicas distintas, donde la formación lleva más tiempo ya que no solo formamos para el trabajo, sino que también formamos investigadores, futuros docentes, 1 de cada 20 estudiantes culminan sus estudios”.

“La eficiencia también tiene que ver con eso, en las universidades públicas de centro que reciben alumnos que tienen mejores condiciones, uno de cada veinte se recibe,  y en las universidades públicas de periferia, tiene un porcentaje de egreso del 2%”.

Bonillo, reiteró la importancia de entender el contexto en el que los estudiantes ingresan y permanecen en la universidad, “sí se tira un dato suelto,  surgen los comentarios, por eso tener la información es fundamental, los datos reales, la eficiencia y como se trabaja para tratar de mejorarla, sabiendo que hay limitaciones estructurales que hacen a la eficiencia de esa universidad, no es que la universidad sea mala y no quiere que se reciba gente”.

En relación a las comparaciones que se suelen realizar con universidades de otros países, consideró importante no detenerso “en números sueltos”, sino en comprender como funciona el sistema argentino.

“Nosotros tenemos diferentes poblaciones que vienen a la universidad. Lo que hacen las universidades de Chile o Brasil es poner una barrera previa al ingreso, por ejemplo con un examen. Quien pase el examen hace la carrera, todas las diferencias estructurales entre esos aspirantes quedan en esa barrera. En cambio, en el sistema argentino decidimos que todos puedan ingresar y tengan la posibilidad de superar esas barreras para poder seguir en la universidad. Se trata de una cuestión de oportunidad extendida en el tiempo; y obviamente si nosotros tendríamos en cuenta la cantidad de gente que deja afuera el sistema chileno los números serían parecidos”.    

Esta apertura de las universidades públicas argentinas, permite que, aún cuando los estudiantes no culminen sus carreras “salen en mejores condiciones de las que entraron”.

“A pesar de que no terminan la carrera, un estudio demostró que la actividad económica que se genera después es totalmente diferente a que si no hubieran entrado a la universidad”.

“Hay una lógica de estigmatización del sistema público, no solo está pasando con la universidad, sino también con los hospitales, hay toda una definición de para qué queremos un estado- nación. Hay cuestiones básicas que el Estado tiene cumplir, que permitan otro tipo de juego, puede haber competencia, pero las cuestiones básicas tienen que estar garantizadas para que todos puedan partir de la misma línea, y eso tiene que ver con la salud, con la educación, con la seguridad”, concluyó.  

 

 

 

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